POR SU QUERIDA NIETECITA
|La nieta de la señora Solángel Díaz sufr1ó un accidente grave al g0lpearse la cabeza con la hélice de un abanico de techo mientras bajaba de una ventana.
Esto ocurrió cuando la pequeña tenía tres años de edad solamente, y sufr10 daños severos en la cabeza, y aunque fue operada de emergencia, su familia no ha logrado encontrar un neurólogo pediatra asequible para continuar con el tratamiento necesario.
Solángel Díaz relata con lágrimas en los ojos cómo, después del accidente, la niña convulsionó y hasta se le “viraron” los ojos, y no recibió atención inmediata en la sala de emergencias del hospital hasta que comenzó a vomitar.
La operación fue realizada para extraer los fragmentos de hueso del cráneo, pero a solo un mes de la cirugía, los médicos se desentendieron del seguimiento postoperatorio necesario, dejando a la niña sin la atención adecuada.
Desde entonces, la pequeña ha sufr1do constantes dolores de cabeza. La familia, sin recursos suficientes, ha tenido que recurrir a un neurólogo para adultos, ya que los neurólogos pediatras consultados no aceptan seguro médico o sus honorarios son demasiado altos. La situación económica de la familia es precaria, y Solángel Díaz está desesperada, temiendo por la vida de su nieta debido a la falta de atención médica especializada.
La angustiada abuela expresa su frustración y dolor al recordar “Cuando la llevamos el día del accidente ellos me mandaron para otra habitación con la niña y se descuidaron, cuando vieron que la niña empezó a vomitar y viró los ojos me dijeron que parece que le perforó una arteria y la atendieron porque había que intubarla, pero para eso pasaron treinta minutos”.
La familia ha buscado ayuda en el Hospital Pediátrico Doctor Hugo Mendoza, donde se realizó la operación inicial, pero han recibido respuestas insatisfactorias y excusas, como la necesidad de residir en Villa Mella, a pesar de vivir en una zona que pertenece a ese sector.
La espera para una cita médica en el hospital puede tardar hasta siete meses, un tiempo que la familia no puede permitirse debido a la gravedad de la situación de la niña.
“Yo quisiera conocer a la Directora del Hospital Pediátrico Doctor Hugo Mendoza para ver si me ayuda a salvar a mi niña. Los médicos neurólogos pediatras cobran de 8,000 a 10,000 pesos por atenderla y no contamos con ese dinero”, dijo.
Solángel Díaz hace un llamado desesperado a los médicos, a la directora del Hospital Pediátrico Doctor Hugo Mendoza y a las autoridades del sector salud para que ayuden a su nieta a recibir el tratamiento y seguimiento que necesita.
Su mayor deseo es ver a su nieta libre de los intensos dolores de cabeza que comenzaron después de la operación y que recupere su salud.