MAS DE 220 FALLECIDOS
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Entre lágrimas, el general retirado Juan Manuel Méndez confiesa que el colapso del Jet Set ha sido la tragedia más dura de sus 20 años al frente del COE.
Santo Domingo, República Dominicana.– Con la voz quebrada por el dolor y la impotencia reflejada en su rostro, el general retirado Juan Manuel Méndez, director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), se derrumbó en llanto durante una declaración a la prensa, al hablar sobre la magnitud de la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set.
Méndez, con casi dos décadas liderando el organismo de respuesta ante emergencias del país, confesó que esta ha sido la experiencia más desgarradora de su vida profesional. “Gracias mi Dios por poder concluir la tarea más difícil que he tenido en estos 20 años al frente del Centro de Operaciones”, expresó, interrumpido por el llanto.
La impotencia de ver a familias buscando desesperadamente a sus seres queridos y saber que aún había personas atrapadas bajo los escombros marcó profundamente al veterano rescatista.
“Cada vez que vemos a una persona reclamar por su pariente nos llenaba una impotencia el saber que personas continuaban atrapadas y que no podíamos llegar”, confesó.
Durante 23 horas consecutivas, Méndez estuvo al frente de las operaciones en la denominada “zona cero”, coordinando a más de 200 colaboradores y múltiples instituciones, en una carrera contrarreloj por salvar vidas y recuperar cuerpos.
El derrumbe del techo en el icónico centro nocturno de Santo Domingo, ocurrido durante una presentación del legendario merenguero Rubby Pérez, dejó un saldo de 221 personas fallecidas y más de 100 heridas, en lo que se ha convertido en una de las peores tragedias urbanas en la historia reciente de la República Dominicana.
Méndez concluyó su intervención agradeciendo el compromiso y la entrega de todos los equipos de rescate, así como la solidaridad de las instituciones que no dudaron en acudir al llamado.
La escena, cargada de emoción, dejó al país conmovido, mostrando el lado más humano de quienes, aun con el corazón en la mano, siguen al pie del cañón.