En la comunidad de Los Tramojos, ubicada en el Distrito Municipal El Pinar, en San José de Ocoa, República Dominicana, una niña de siete años llamada Litzy Encarnación ha despertado admiración entre vecinos y docentes por su firme propósito de convertirse, algún día, en miembro de la Policía Nacional. Su historia refleja el compromiso y los valores de respeto, disciplina y servicio que caracterizan a su entorno familiar y educativo.
Litzy cursa sus estudios en la Escuela Luisa Ozema Pellerano, donde sus maestros destacan su comportamiento ejemplar, su sentido de responsabilidad y su disposición para colaborar. En cada una de sus acciones diarias demuestra interés por los principios de justicia y solidaridad que inspiran su vocación. Desde temprana edad ha manifestado una profunda admiración por quienes resguardan la tranquilidad de su comunidad.

Su familia comparte que la pequeña observa con respeto a los agentes que patrullan las calles o colaboran en actividades comunitarias. Según relatan, su entusiasmo se originó al ver cómo los uniformados prestan ayuda a quienes lo necesitan. “Ella dice que quiere ser policía para cuidar a la gente buena y ayudar a los demás”, comenta un familiar cercano, quien asegura que la niña mantiene firme su intención de servir a su país con entrega y compromiso.
Los padres de Litzy respaldan con entusiasmo su aspiración, alentándola a continuar fortaleciendo los valores de honor, valentía y solidaridad que tanto la inspiran. Consideran que su sueño representa una expresión de esperanza en una generación que valora la cooperación y la empatía como herramientas para mejorar la convivencia.

La historia de la niña coincide con los esfuerzos de la Policía Nacional Dominicana por reforzar su acercamiento con la ciudadanía. En los últimos años, la institución ha promovido programas de educación cívica, actividades en centros escolares y proyectos sociales orientados a fortalecer la confianza pública. Estas iniciativas buscan acercar a los agentes a las comunidades, especialmente a los niños y jóvenes.
En lugares rurales como El Pinar, donde el contacto con los cuerpos de seguridad es constante, los menores crecen observando de cerca el trabajo policial y comprendiendo la importancia de la colaboración mutua. En ese ambiente de respeto y proximidad, Litzy Encarnación ha encontrado inspiración para su vocación de servicio, transformándose en símbolo de ilusión y compromiso.
Su historia transmite el mensaje de que los sueños basados en la bondad, el esfuerzo y la responsabilidad pueden convertirse en motores de cambio. La determinación de esta niña dominicana reafirma la confianza en que las nuevas generaciones pueden construir un futuro guiado por la justicia, la solidaridad y el amor hacia la comunidad.

